Por: Ximena Margalef, Emilia Fernández, Gabriela Uribe y Mónica Basila/La Huella de Andrea
La partida de Andrea y su silencioso desafío ante los Trastornos Alimentarios
Andrea fue la amiga con la que más nos hemos reído en nuestra vida, y la que menos nos duró. Murió a los 22 años a causa de un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y esa noticia cambió nuestras vidas para siempre.
Andrea era una mujer increíble, la persona más chistosa que hemos conocido, llena de energía, ocurrencias y la que siempre lograba hacernos reír. Cuando faltaba a un evento sentías su ausencia porque era de esas personas que quieres cerca todo el tiempo, te hacía sentir escuchada, querida y feliz. Sin embargo, no todo era perfecto.
Desde chica, Andrea fue una mujer con un cuerpo grande. En la primaria empezó a mostrar insatisfacción corporal, pues no gozaba del “privilegio de la delgadez”. Como todas las mujeres, percibía que en la sociedad en la que vivimos, tener un cuerpo grande y fuera de los estándares de belleza era algo que generaba rechazo, pero sobre todo críticas y juicios.
Esto causó que empezara a tener conductas compensatorias como dietas extremas, dejar de ir a eventos sociales por miedo a engordar, pasar todas sus tardes haciendo ejercicio, tomar laxantes y pastillas para adelgazar; cosas que están muy normalizadas en la sociedad y no prenden focos rojos. Fue con incontables nutriólogos y doctores para recibir el mismo diagnóstico: “sobrepeso”. Durante toda su vida se la pasó haciendo lo posible para bajar de peso, hasta que lo logró.
Cuando adelgazó, empezó a recibir halagos y aplausos constantes sobre su “nuevo” cuerpo y sobre cómo había tenido fuerza de voluntad para lograr perder tanto peso. No había persona que no le dijera lo guapa que ahora era y lo mucho que la admiraba. Esto generó que ella pensara que antes no era fuerte, no era guapa y no era admirable, provocando una necesidad constante de seguir perdiendo peso.
No es un caso aislado
Esto no es una situación exclusiva de Andrea, la mayoría de las mujeres lo hemos vivido. Cuando bajamos de peso llegan halagos y validaciones sobre nuestra persona que antes no teníamos únicamente por cómo nos vemos.
La realidad es que como amigas, sí nos dábamos cuenta de que Andrea hacía dietas extremas, tomaba muchas pastillas para enflacar, que se laxaba constantemente y que tenía problemas de salud. Seguramente piensas cómo es que no hicimos algo o por qué su familia no hizo nada y la respuesta es muy fácil: TODO ESTÁ NORMALIZADO.
Nosotros veíamos esas conductas como algo normal, porque muchas veces también hicimos lo mismo. Nunca fuimos conscientes de que la necesidad de estar “flaca” y entrar en absurdos estándares de belleza te puede quitar la vida.
La importancia de conscientizar
Así nació La Huella de Andrea, un proyecto por Andrea, pero también por mí y por ti. Con este proyecto, a nuestros 24 años, queremos dar visibilidad a lo normalizado que está no amar a tu cuerpo tal y como es, a no escucharlo cuando te pide comida o descanso, a hablarle feo y sobre todo a querer cambiarlo constantemente.
Pero no sólo eso, también buscamos generar un cambio en la sociedad, que las personas empiecen a quererse, a respetarse y a sumarse en esta lucha contra la normalización y promoción de todo lo que conduce a un TCA, para que estos no se lleven a nadie más, como lo hicieron con nuestra amiga.
Asimismo, buscamos ser una red de apoyo para todas las mujeres que sufren de un TCA o tienen una amiga, tía, hermana, hija con un trastorno y necesitan apoyo o están buscando profesionales de la salud para poder afrontar esta lucha. Hemos creado una base de datos con expertos en TCA y profesionales de la salud alrededor de todo el país para poder ser ese puente y ayudar a quien lo necesite.
En este proyecto hemos aprendido que es de valientes pedir ayuda y que no estamos solas ni solos.
Queremos cambiar la conversación y la narrativa de lo que decimos y cómo lo decimos. Dejemos de dar cumplidos sobre el aspecto físico de la otra persona, cambiemos a cumplidos de amor, de logros, de metas y sueños realizados, de cualidades, aplaudamos esfuerzos, levantemos ánimos, porque de eso es lo que vale la pena hablar. No venimos al mundo a hablar de dietas ni cuerpos. Venimos a cumplir nuestros sueños y a dejar un mundo mejor.
Evitemos los comentarios sobre otros cuerpos. No sabes lo que está haciendo una persona para bajar de peso. No sabes si se está matando de hambre para recibir comentarios positivos sobre su apariencia física. No sabes si está tomando pastillas para adelgazar que están destrozando su cuerpo por dentro. No sabes si está dejando de disfrutar su vida por estar dedicando toda su energía mental a contar calorías, a pesar su comida, en prohibirse alimentos. No sabes si se está laxando o se está haciendo vomitar. No sabes lo que una persona es capaz de hacerle a su cuerpo para sentirse aceptada.
Existe la diversidad corporal
Por último, nos gustaría dejarles un mensaje en particular: la diversidad corporal existe, aunque todos comiéramos lo mismo e hiciéramos la misma cantidad de ejercicio, nuestros cuerpos seguirían siendo distintos. Recuerda que no podemos eliminar los TCA aplaudiendo conductas propias de un TCA.
Consulta @lahuelladeandrea para más información sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria y contacto con especialistas. No queremos perder más vidas.
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