Por: Mag Mantilla/Tallercitas Feministas
Somos nuestro cuerpo, aunque socialmente se nos enseña a entendernos fragmentadas del mismo, por un lado, el cuerpo, por otro la mente y vivimos cotidianidades desconectadas de nuestro cuerpo como totalidad y por lo tanto de nosotras mismas.
En la mirada femenina libre (despojada de la cultura patriarcal), encontramos en las autoras de la teoría feminista y el pensamiento de las mujeres dos aristas importantes para reflexionar: el cuerpo entendido desde la mirada masculina (imposición que hay que desmontar) y el cuerpo de las mujeres desde nosotras (propuesta lucida de libertad femenina).
Lo anterior nos dota de la certeza sobre que en nuestros cuerpos radica la potencia creativa, creadora de vida y todo lo que deseamos. Y cuando me refiero a la potencia creadora de vida no necesariamente se debe reducir al hecho de ser madres, sino a nuestra capacidad para decidir vivir vidas plenas, autónomas, libres y placenteras. Decidir sobre nuestros cuerpos es decidir sobre nosotras mismas.
Sabemos que la cultura machista ha impuesto un discurso dual que separa la mente del cuerpo, a la par de que feminiza lo corporal y masculiniza la cultura donde el cuerpo de las mujeres es explotado, cosificado y hasta minimizado.
Por lo anterior, es un acto contundente y de transformación personal y política cambiar dicha concepción instaurada sobre el cuerpo, a partir de comprendernos en una totalidad, sin fragmentaciones ni polarizaciones, sino desde nuestra humanidad con todos los matices, siempre considerando nuestro valor.
En ese sentido hay una propuesta para distinguir el cuerpo entendido desde la cultura patriarcal y el cuerpo entendido a partir de nuestra libertad, es la de nombrar a la cuerpa, con “A”, para nombrarnos en femenino, para situarnos, reivindicar, reconocer y resignificar nuestra autenticidad y la importancia de concebir nuestras vidas sintiéndonos plenas con nosotras mismas, nunca más disociadas y atravesadas por los prejuicios y concepciones que no provienen de nuestra propia experiencia.
Saber que eres tu cuerpa es autoconocerte, escucharte con cariño, para nunca más maltratarte por salirte de las imposiciones estéticas culturales sobre el cuerpo femenino, porque te haces consciente de tu autenticidad y de que tu cuerpa con la potencia de sus sentidos te posibilita disfrutar de tu vida, así como te dota de aprendizajes tanto en las adversidades como en las dichas. ¡Nunca más disociadas, siempre completas y claras de quienes somos!
Sobre la autora
Mag Mantilla estudió la licenciatura en Sociología y es maestra en Estudios de la Mujer. También es profesora de docentes universitarios y apasionada tallerista desde la pedagogía de la ternura radical. En 2020 creó Tallercitas Feministas.
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