Green y red flags: otra forma de generar intolerancia
Una tendencia que surge de redes sociales
Hace unas semanas estaba scrolleando en los reels de Instagram cuando me apareció uno que capturó mi atención por lo siguiente: se trataba de una dinámica de “entrevista/juego” en la que la entrevistadora se acercaba a jóvenes universitarios en Ohio y les daba una bandera roja y otra verde. La dinámica era simple: “levanta cualquiera de las banderas que empate más con tu postura respecto a las situaciones ficticias que te planteemos”.
Los escenarios eran:
- Que tu novia no se depile las axilas
- Que tu novio use baggy jeans
- Que tu novia prefiera tops a las blusas completas
- Que tu novia tenga un grupo enorme de amigos varones
- Que tu novio coma en McDonalds
Poco a poco las seis personas entrevistadas, de las cuales solo dos eran mujeres, iban mostrando sus respuestas; casi todas levantaron más la banderita roja, en lugar de la verde. La justificación de sus respuestas se resumía en un “a mi no me gusta eso” o “a mí no me parece”.
Mi primera alerta fue: creo que claramente tenemos diferentes conceptos respecto a qué es eso de las green y red flags. Vagamente recuerdo que fue en 2021 cuando, a través de Twitter, ahora X, se comenzaron a publicar frases donde el emoji de banderita roja era la tendencia del momento. Como todo en la red se viraliza en lo que pestañeas, resultó que ya era parte de nuestro vocabulario usar las red flags para nombrar comportamientos tóxicos en la pareja. De hecho Tik Tok lanzó su trend muy específico: “red flags in men”.
Si bien la propuesta al inicio parecía un puente que permitía hablar sobre actitudes y acciones normalizadas, más no saludables dentro de las relaciones de pareja, poco a poco la balanza se inclinó hacía una generalización atroz para etiquetar y devaluar a las personas dependiendo de sus gustos en vestimenta, música, alimentación, entre otras cosas.
Darle nombre fue como darle el poder autónomo de recorrer cada rincón del mundo causando estragos. Pero los gustos de las personas ya eran motivo de desacuerdo mucho antes de ser denominados red flags.
¿Por qué es una tendencia intolerante?
Recuerdo que, durante mi estancia en Japón mi asesora me comentó que había dejado a su novio de tres años, a lo que le dije que lamentaba la situación y que se sintiera cómoda de hacer lo que necesitara mientras estábamos en la reunión, pero su respuesta me dejó extrañamente sorprendida: “Mariana, no te preocupes, él y yo ya no éramos compatibles, simplemente no puedo permitir que me vean junto a alguien que se viste como él”.
Poco después aprendería que la sociedad japonesa, sobre todo la población de Tokio, trabaja duro por mantener su status quo a través de las apariencias y lo que el mundo pueda decir de ellos. ¿Han escuchado sobre el manga “Hana yori dango” (Boys over flowers en su versión al inglés)? Es la demostración perfecta de cómo funciona esta tendencia que coloca a la intolerancia en el lugar del parámetro principal para filtrar la interacción con posibles parejas, amistades, socios y hasta vecinos cercanos.
Una vez que comenzamos a despreciar e incluso odiar a una persona por un gusto, la forma en la que se viste, peina o por el tipo de alimentación que elige, rompemos con la delgada pero muy necesaria línea del respeto. No es de extrañar que la mayoría de revistas para adolescentes en sus secciones “¿Cómo volverlo loco?” o “5 claves para que te busque” incluyan que te pongas en tendencia más no que trabajes en aceptar y sentirte cómoda en tu propia piel.
Cuestiona el significado de las green y red flags
Es importante que retomemos el origen y significado de esta tendencia viral empezando por reconocer que una red flag se trata de una actitud, acción, o expresión oral que daña o amenaza la integridad de la persona receptora, por ejemplo: “mi pareja aplica la ley del hielo por tiempo indeterminado cuando no estamos de acuerdo en algo”.
La ley del hielo es un recurso de comunicación inefectiva y control que la otra persona utiliza para decir de forma indirecta que no está de acuerdo con el tema. ¿Me afecta directamente? Sí, es más, puede que yo ya haya detectado que este comportamiento detona más estrés y ansiedad en mí.
Ahora bien, detectar e identificar las banderas rojas dentro de un vínculo de cualquier tipo es solo el primer paso para considerar la negociación con la otra u otras personas involucradas, con el objetivo de generar acuerdos que no pisen los derechos de cada una.
Existe la posibilidad de trabajar para que esa red se convierta en una green flag. Esta se puede enfocar más a reconocer la capacidad que tú y la otra persona tienen para considerar a la otra persona, permitiendo que nos conozcan y conociendo a las personas sin prejuicios.
Te invito a que elabores una lista de aquellas acciones que te hacen sentir en riesgo, insegura, o lastimada. Analiza esas “alertas” o red flags y también date un momento para pensar qué serían para ti las green flags que reconoces en ti y en otras personas.
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