Propósitos de Año Nuevo: honrar nuestras relaciones en un nuevo comienzo
Tener claro con quiénes queremos compartir la vida
Empezar de nuevo. Palabras que suelen traer tanto esperanza como miedo. En cualquier etapa de la vida, ya sea al mudarnos de ciudad, cambiar de trabajo, un Año Nuevo o simplemente decidir reinventarnos, los comienzos nos invitan a replantear todo, incluyendo nuestras relaciones.
Pero ojo, porque en esa limpieza emocional también es fácil dejar ir a personas que, por el contrario, deberían seguir en nuestro camino. Y es que, lo que realmente construye un inicio exitoso no es lo que dejamos atrás, sino lo que elegimos conservar.
Por eso, aquí les comparto mi lista personal de esas personas que siempre vale la pena honrar y mantener cerca:
- La que te dice la verdad (aunque duela): esa que te escucha, pero también te reta. La que no tiene miedo de sacarte de tu zona de confort porque sabe que mereces lo mejor..
- La mentora inesperada/a: no tiene que ser alguien mayor, ni siquiera de tu ámbito profesional. Es esa persona que, con su ejemplo, te inspira a ser mejor cada día.
- La familia que elegiste: porque no siempre es de sangre. Son esas personas que te abrazan en tus momentos más vulnerables y celebran contigo tus pequeños triunfos.
- La que te recuerda quién eres: esa persona que te conoce desde antes de que te "reinventaras", y que sabe distinguir entre la versión que intentas proyectar y tu verdadera esencia.
- Tu aliada silenciosa: esa persona que no necesita aparecer en los créditos, pero siempre está trabajando tras bambalinas para verte triunfar.
- La que comparte tu idioma emocional: tal vez no hablen a diario, pero cuando lo hacen, sientes que el tiempo nunca pasó. Entiende tus silencios y celebra tus logros como si fueran suyos.
- El alma sabia: esa abuelita, tía o amiga mayor que siempre tiene el consejo perfecto, incluso cuando no sabes que lo necesitas.
- La chispa creativa: esa persona que, con su visión y energía, despierta en ti nuevas ideas, proyectos y sueños.
- Tú misma: porque, al final del día, también tienes que ser tu propia aliada, amiga y confidente. Si no estás en paz contigo misma, ninguna relación externa podrá llenar ese vacío.
Mantener estas relaciones vivas requiere intención, esfuerzo y mucho amor, pero vale cada segundo invertido. Y aquí viene lo más importante: para rodearte de personas así, tú también tienes que ser el tipo de persona que inspire, apoye y eleve a otros. Porque las relaciones más bonitas y significativas son aquellas en las que ambas partes florecen juntas. ¡Brindemos por nuevos comienzos y las conexiones que los hacen posibles!
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