¿Las redes sociales están acabando con nuestra salud mental?
La necesidad de saber que todo está bien "allá afuera"
Decidí limitar mi consumo de redes sociales desde que me caché pausando una película para “revisar” absolutamente nada cada 15 minutos. “Ahora resulta que no puedo ni terminar de ver una película sin agarrar el celular”, pensé. Y esa insignificancia, me dejó con cierta tristeza.
¿Por qué de pronto no puedo disfrutar de lo que me gusta sin la necesidad constante de tener que ver lo que está sucediendo en otro lado? Muchas personas han compartido públicamente cómo las redes sociales han impactado directamente en su salud mental, siendo las comparaciones lo que ocupa el primer lugar de la lista, ¿pero qué hay con lo demás?
Mentiría si dijera que en algunas ocasiones no me he comparado con la vida perfecta e idealizada de alguien más en Instagram, por ejemplo, pero tengo muy claro que todas las personas mostramos sólo una pequeña parte de la realidad, que por supuesto es la “más bonita” o la “más destacada”.
Decidí autodianosticarme con “adicción a la nada” ―porque no sé qué otro nombre ponerle―. De pronto sólo pasaba mucho tiempo scrolleando en mi teléfono o como dije antes, pausando actividades que también me gustan, para ver “si había sucedido algo nuevo”, que yo no pudiera perderme.
No sólo se trata de compararse o de querer probar el producto viral del momento, sino también del tiempo muerto y de la sobreexposición constante a noticias negativas, que pueden llegar a generar ansiedad, estrés, miedo y otras reacciones emocionales que afectan nuestra visión del mundo y de nuestra propia seguridad.
Hoy tengo mayor conciencia de lo que consumo en internet, pero también de lo que permito que entre a “echarle ojo” a la ventana de mi vida que muestro por ahí. Es fundamental adoptar prácticas que nos ayuden a mitigar los efectos negativos ―comprobados―, que pueden llegar a causar las redes sociales, porque aunque no queramos, llegaron para quedarse, expandirse y evolucionar.
Establecer límites de tiempo y sobre todo cultivar una actitud crítica frente al contenido, es BÁ-SI-CO. Pero creo que lo primordial es buscar espacios constantes de desconexión. Tomarnos un descanso y enfocarnos en lo que debamos durante ese tiempo.
Ya sea por pequeños lapsos, todo un día, los fines de semana, la hora de tu comida, lo que sea. Permitirnos resetear nuestra mente y reconectar con el mundo físico, pero también con nosotras mismas.
Adoptar estrategias pequeñas pero significativas, es lo único que nos ayudará a disfrutar todos los beneficios de las conexiones digitales sin sacrificar nuestro bienestar emocional.
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